martes, 15 de marzo de 2011

¿Y cuando pida vivir las suyas?


En algún momento de nuestras vidas, a todos se nos ha pasado por la cabeza alguna que otra aventura (loca o sensata) que merecía la pena defender ante cualquiera e intentar realizarla con todo tu empeño y corazón.


(...)


A.- Papá, tengo que pedirte algo

P.- Dime, ¿qué quieres?


Silencio. Andrea no habla. Después de unos segundos, vuelvo a preguntar.


P.- ¿No me tenías que pedir algo?

A.- Si..., pero es que sé que vas a decir que no.

P.- Bueno, prueba. Pídeme y veremos qué es lo que te digo.

A.- Verás. Antes de decirme que no, déjame explicarme. A mí me gusta mucho hacer deporte de ruedas con mamá: patines o bicicleta y tú siempre dices que mamá no puede venir conmigo y yo no lo entiendo.


La mamá está presente y calla, observando la escena (diría yo que examinándome)


P.- Mamá no puede ir a patinar porque si se cae de culo, el hermanito...

A.- ¡Tú siempre estas igual! ¡Ya es hora que dejes a mamá vivir sus propias aventuras!



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