miércoles, 24 de noviembre de 2010

Para dentro de 20 años..., si puede ser...


Hay ciertas aptitudes que vengo observando en mi hija que me hacen pensar que los puntos de vista que tiene sobre ciertos "problemillas" no son tan desacertados ¿o no?

Me encanta volver del colegio caminando con ella. Las conversaciones que mantenemos no tienen precio.

(...)


A.- ... y entonces fue cuando mi novio vino...

P.- Pero, ¿cómo que tu novio?, ¿no me dijistes la semana pasada que ya no tenias novio?

A.- Veras papá, es que otra vez ha vuelto conmigo. Ahora dice que ya no se va a casar con Paula ni con sus padres, ahora quiere casarse conmigo, otra vez.

P.- ¿Y no sera mejor que seais amigos y ya está?

A.- Eso es lo que yo le digo. A mi me esta volviendo la cabeza loca porque un día dice que se casa conmigo y otro día dice que Paula es más guapa y cuando se cansa, dice que se va a casar con sus padres. Yo no le entiendo.

P.- Yo creo que es mejor que mañana le digas que solo quieres ser su amiga, porque si no, me parece que vas a volver a pasarlo mal cuando te diga que otra chica es más guapa que tú y se marche con ella, ¿no crees?

A.- Hombre, solo somos niños pero yo solo le cojo la mano así (coje mi mano con la suya entrelazando sus deditos con los míos), pero yo sé que otras chicas le dan besos y yo no le doy besos porque los bichos que estan en la saliba pueden pasar de una cara a la otra ¡ag! ¡qué asco!


¿Será esto el inicio de algo venidero? ¿o tal vez sea algo pasajero? ¡puf!

lunes, 22 de noviembre de 2010

Una de pesadillas


Por mi trabajo, en condiciones normales, es muy difícil que pueda estar dos fines de semana seguidos y completos con mi familia. Pero este mes, excepcionalmente, se ha dado el caso.

Segunda mañana de sábado seguida en la que la familia García Ameneiro puede disfrutar de un amanecer tranquilo, pausado y agradable a pesar del mal tiempo que parece querer contrariar los planes ciclistas o campestres que solemos hacer con vistas a estar el máximo de tiempo juntos.
¿Amanecer tranquilo?...

A.- ¡Papá, mamá, he tenido un sueño malísimo!
V.- ¿uhm?, ¿cómo?
A.- ¡Era malísimo y he pasado mucho miedo!
P.- ¿Qué hora es?
A.- ¡Yo estaba en el colegio; bueno, estábamos todos, menos los papás, claro...
V.- Muy temprano.
A.- ...entonces entraron unas avispas malísimas y con un látigo de luz...
P.- Puf... Hija, es muy temprano ¿no puedes esperar a que amanezca?
A.- ... y a mí me dió con el látigo de luz y me "ació" daño aquí! (con su dedo índice parece señalar el esternón y en este momento empieza a serenarse un poco).
V.- Y la profesora, ¿no estaba?
A.- Sí. Cuando ella llegó, las avispas se marcharon a otras clases y entonces, la profesora "ació" dos filas: En una puso a los niños que no le habían pegado con el látigo y en otra fila puso a los niños que sí le habían pegado con el látigo.
P.- ¿Y tú en qué fila estabas?
A.- Papá, no te enteras. Yo estaba en la fila del látigo...

domingo, 14 de noviembre de 2010

PELEAS Y FOLLONES DE FOLLONERA..., ¿o no?

En el pueblo donde yo vivía de pequeño, la escuela estaba y está muy cerca de la casa de mis padres, al menos hasta 5º de lo que era EGB, puesto que a partir de 6º, teníamos que ir en autobús hasta un pueblo que se encuentra a unos 16 km del mío: lo importante en ese autobús era pasar desapercibido, como si no existieras, porque como te pillaran por delante los veteranos solían molerte a "chetos" o canutazos de bic cuya munición podía ser bolitas de papel o granos de arroz.
¡Y no digamos nada de las peleas del patio en el cole nuevo! Allí era donde verdaderamente tenías que buscarte un hueco para demostrar que eras "alguien" (si ganabas alguna) o por el contrario, "algo" (si siempre te machacaban).
En mi caso yo no buscaba problemas pero cuando venían a mí..., nunca me sentí contento si gané y nunca me lamenté si perdí.

(...)

P.- ¿Qué tal hoy en el cole?
A.- Papá, hoy tengo que contarte algo que seguro, no te va a poner contento.
P.- ¿Qué ha pasado?

Ella confiesa con la cabeza cabizbaja y gesto compungido...

A.- He tirado del pelo a "siete" de mi clase y uno de ellos me ha dado una patada en el muslo.

P.- ¿Cómo?, ¿le has tirado del pelo a siete niños a la vez?

A.- No. Primero una niña intentó quitarme algo que yo tenía; yo le dije que era mío y que no se lo dejaba, pero ella me lo quería quitar y entonces le tiré del pelo porque yo me estaba poniendo muy nerviosa. Esa niña fue a buscar a un chico de mi clase, vino con él y yo le hice lo mismo que a ella; los dos se marcharon a buscar a otra y cuando vino, le tiré del pelo... y cuando vino el último yo le fui a tirar del pelo, pero él se adelantó y me dio una patada que aún me duele.

P.- Bueno, por lo menos a ese no le tiraste del pelo.

A.- Sí. A ese le tiré dos veces...

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cosas que no son tan extrañas



En la vida de mi hija, últimamente estan pasando cosas un poco extrañas para ella.

Quizás (y solo digo quizás) sea por esas cosas que de vez en cuando asisto a ciertos episodios.

Por ejemplo, el otro día sorprendí a Andrea en su baño nocturno ejecutando el ceremonial "Echan dis" (no se como se pronuncia y mucho menos cómo se escribe, je suis désolé) de sus idolatradas Wins club y allí estuvimos un ratito (de los riquísimos ratitos que tiene el día).

Yo criticando a las wins club y ella defendiéndolas con argumentos del tipo:


A.- Verás papá. Las hadas son muy importantes porque por ejemplo, si no existieran hadas como Flora, ¿qué pasaría con el bosque?

Ante razonamientos tan aplastantes, ¡cómo atreverme a contradecirla!. Lo que intento es reconducir la conversación y llevarla al mundo de Campanilla (¡esa sí que es un hada de verdad!)


A.- ¡Puf! esa hada es vieja y está pasada de moda y además, es muy extraña..
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