jueves, 9 de febrero de 2012

Preguntas que no se preguntan... ¿o sí?


A la salida de un centro comercial te encuentras con mucha gente: a unas las conoces y otras te conocen a tí y a veces, hasta te saludan.

María, una compañera de mi trabajo, cometió el error de encontrarnos ese día.

María (M).- Hola. ¿Este es tu hijo?
Tx.- Sí.
M.- ¡Qué grande está! y qué guapo...

Presenté a V y después...

Tx.- Y esta es mi hija A.

M.- ¡Qué ojos! Eres muy guapa también.

A.- ¿Estas embarazada?

M.- ¿Cómo?

A.- Que si esperas a un bebé.

María, soltera y sin compromiso, nos mira un poco desconcertada pues aunque lleva una ropa un poco amplia, no está gorda; y con una sonrisita un poco forzada..., casi entre dientes, contesta:

M.- No. No lo estoy.

Nosotros nos sorprendemos por la pregunta y aunque no ocultamos una sonrisa intentamos explicar a nuestra hija que hay cosas que no se deben preguntar, pero antes de que la madre o yo empezáramos a hablar ella vuelve a tomar la iniciativa:

A.- ¿Tienes novio?

M.- ¿Eh?.., pues no (nos vuelve a mirar)

A.- ¡Vaya! Pues si quieres, en internet hay un sitio donde tu pones tu nombre y puedes buscar un novio.

A María le entra un poco de prisa y entre sonrisas se despide y se marcha mientras nosotros empezamos a recriminarle a nuestra hija que ciertas cosas no hay que...

A.- Ya lo se papá, pero también me has dicho que solo tengo que hablar con las personas que tú o mamá hable; y esa persona ha hablado, por eso yo le he preguntado.

*Dias después, bromeando, la compañera me aseguró que ese día estuvo pensando en la sugerencia de mi hija y que incluso le contó a su madre que hasta las niñas de 7 años eran capaces de oler a las "solteronas"

La vida es una tómbola


Eso decía Mari Sol en su película hace unos cuantos años atrás, pero ahora...

El camino hasta el cole de Andrea en Cizur Mayor, por las mañanas está lleno de padres y autobuses que llevan a los niños y niñas a todos los colegios que hay por el recorrido que hacemos. Esto se traduce en atascos, domingueros varios, conductores nerviosos, impetuosos y otros como yo...

En el semáforo de Plaza de los Fueros:

A.- Papá, está en verde, ¿es que no lo ves o es que no te das cuenta?
De nada sirve explicarle que aunque el semáforo esté en verde, si el coche que hay delante no arranca, nosotros no podemos pasarle por encima.

En la rotonda de Sancho el Fuerte con Erlotokieta o San Juan Bosco:

A.- Pero, ¿por qué paras? tira antes de que llegue aquel coche que si no estaremos parados un rato y vamos a llegar muy tarde.
Tampoco parece interesarle la norma de que el vehículo que está circulando por la rotonda tiene preferencia sobre nosostros.

En la rotonda de calle Esquiroz con Iturrama.

A.- ¡Bah! Está claro que hoy llegaremos tarde otra vez. Si no te metes poco a poco dentro de la rotonda, los coches no te dejarán pasar.

¡Puf!

Por la carretera de la Universidad:

A.- Papá no hace falta que te pegues tanto a los árboles, los otros coches también tienen que apartarse.

En la rotonda pequeña de la carretera de la Universidad con la carretera que va a Cizur:

A.- Claro. Ahora vas a dejar pasar a ese autobús y seguro que nos hará ir muy lentos.

Sin comentarios.

(...)

Otro día, cuando regresábamos del colegio mamá y yo decidimos ir al Carrefour y al llegar a la altura del Colegio Mayor Santa Clara, en el cruce que hay al lado, yo decido girar para ir hasta la Avenida Aróstegui. Allí hay que hacer un Stop y con todos los autobuses de la mañana regresando a Pamplona, padres con prisa, domingueros varios (da igual que sea lunes o viernes...) arrancar en ese sitio es complicado para mí.

Mamá.- Ahora pudes. Arranca ya. ¿A qué esperas?
Papá.- No. Ahora no puedo.
A.- ¿Cómo que no? Si no venía nadie. Arranca ya papá.

La mamá se ríe un poco.

A.- Pero dale ya. Que van a venir otros coches y no vas a poder pasar. Que no viene nadie.
M.- Hasta la niña te lo dice.
P.- (Paciencia)

Una vez iniciada la marcha...

A.- Papá, ¡cómo conduces! parece que te dieron el carnet en una tómbola.