viernes, 11 de noviembre de 2011

No hay 2 sin 3


Esta vez sí. Por ahora sí. Esta vez sí que has roto el tópico que dice eso de que "no hay dos sin tres". Digo esto porque era la segunda vez que intentábamos que el médico te quitara de la cara un quiste y lo consiguió.

En principio fuimos para que ingresaras a las 13.00 horas y yo pensaba que saldrías pronto, pero la cosa se alargó (lo hicieron con anestesia general) y hasta que no cenastes y tolerastes los alimentos ingeridos, no te dejaron marchar a casa.

El día fue largo, bastante largo, pero creo que mereció la pena.

Hoy viernes, (día 11, del mes 11, del año 11) te has levantado muy contenta y muy preparada para ir a la excursión de tu colegio (a la Foz de Lumbier). Hoy no te dolía nada y todo era perfecto.

Confío que la noche será más o menos igual y que no te sobrevenga ningún dolor ni ninguna molestia.

¡Prueba superada!..., supongo.

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿Qué es eso?


Mafalda dijo que el título de padres e hijos son los únicos que se dan a unos y a otros al mismo tiempo.

El colegio al que va mi hija mayor suele ofertar cursos a padres. Estos cursos sirven para formarnos e informarnos de cosas que estan pasando y cosas que le pasaran a nuestros hijos según vayan creciendo. En el último se han tratado temas muy, muy interesantes, como por ejemplo el tema de las drogas (por ejemplo: existen distintas formas de coger un "pedo" sin que te huela el aliento a alcohol, una de ellas es impregnar un tampax en vodka e introducirlo en el ano (chicos) o en la vagina)

Nunca se está del todo preparado para según qué preguntas y cuando crees estarlo...

A.- Papá, ¿qué es la droga?
P.- ¡Vaya! Pues eso es una cosa muy mala que puede llegar a matarte si la tomas.
A.- Pero si puede llegar a matarte ¿por qué la toma la gente?
P.- Imagina que un día vas a un parque y encuentras allí a una niña muy guapa y muy simpática. Las dos jugais y jugais y lo pasais fenomenal. Pero se hace de noche y tú quieres volver a casa a cenar y a ver a tu mamá, a tu papá y a tu hermano; y la niña con la que tan bien te lo estas pasando, te coge de la mano, te sonríe, te mira dulcemente y te dice: no te vayas, quédate conmigo. ¿Tú te quedarías con ella?
A.- Hombre, si la niña es mi amiga y me lo paso tan bien con ella, sí me quedaría.
P.- Ya. Pero ¿crees que una niña que no te deja volver a ver a tu familia y que no te deja comer es tu amiga?
A.- Pues no. Una amiga me dejaría ir a mi casa.
P.- Pues la droga no te deja volver a ver a nadie, no te deja pensar, ni comer, solo hace que pienses en tomarla, en estar con ella y lo peor es que te engaña, te hace creer que si no la tomas te puedes morir, pero en realidad es al revés, cuanta más droga tomas, más cerca de morirte estás. Son tan fuertes, que solo hay que tomarlas una vez para que tu cabeza y tu corazón ya no quieran nada más.
A.- ¿Ni si quiera a mi familia?
P.- Ni si quiera a tu familia.
A.- ¡Pues qué tontos son los que toman drogas! La familia es mucho más importante. La gente tendría que saberlo.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Suspiros


Hace unos años (no muchos) tuve que ir a urgencias médicas porque tenía un padrastro infectado. Dolía mucho..., muchíiiisimo. Eran las 5 de la madrugada (más o menos) y allí llegué sujetándome la mano como si me la hubiera amputado de un bocado un pastor alemán enfurecido.

Después de aguantar las miraditas de las enfermeras y escuchar lo que me iban hacer (pincharían la carne muerta con una aguja y después presionarían para que saliera el pus -muy abundante y doloroso..., jo!-) me negué; les dije que a mí no me pinchaba nadie y menos en mi padrastro infectado y mega-dolorido si no era con anestesia.

No se si me creyeron, lo que sí sé es que cuando me dijeron que me marchara si no quería hacer eso, les dije que procedieran si esa era la única solución.

Recuerdo que se acercó a mí una enfermera mal encarada con una aguja que debía medir unos 55 centímetros (más o menos). Casi pierdo el conocimiento y lo siguiente que recuerdo es que estaba gritando más que la chica de la película de King Kong (la de blanco y negro) y eso que aún no me habían pinchado..., para mi vergüenza, me expulsaron de urgencias y me dijeron que la próxima vez que tuviera que ir a urgencias, primero viera qué médico había y si estaba el Doctor (no me acuerdo) que hiciera el favor de no ir.

Cuento todo esto para que cuando lo leas, te des cuenta que todos hemos pasado malos ratos con los médicos. Yo, que soy hiponcondríaco confeso, he pasado varios (pero éste es el más escandaloso y vergonzoso que recuerdo).

(...)

Hoy me siento especialmente orgulloso de tí.

Hoy era el día en el que teníamos que ir a la Clínica San Miguel para que un cirujano plástico te extirpara un bultito de grasa que hay en tu mejilla.

Llegamos un poco tarde (para variar) y después de esperar un poco, mamá te dió un calmante y a continuación te llamaron.

Mamá te ayudó a cambiarte: te puso la bata, el gorro de plástico y los zapatos de plástico.

Nos despedimos con un besito en la entrada al quirófano y después te marchastes cogida de la mano de una enfermera.

Pasados unos minutos, salió el médico y nos dijo que no había podido ser; que te habían puesto la anestesia local, pero que te pusistes muy nerviosa (llorabas y temblabas) y no quiso empezar porque no sabía si podría terminar.

Mientra que él me contaba, tú gritabas llorando a mamá:

A.- ¡Me han mentido! Me han dicho que todos eran muy simpáticos y ahí no hay nadie simpático y me han hecho muchísimo daño... ¡Me han pinchado con una guja muy larga y muy fina!

Lo de orgulloso es porque con 6 años tú sola fuistes capaz de entrar en un quirófano lleno de extraños que te pincharon en la cara y fuistes capaz de aguantar (¡empecé a llorar durante el pinchazo!, antes no -decías-) mucho más de lo que aguantó tu padre.