lunes, 31 de octubre de 2011

Parentescos parecidos


Andrea explica a su amiga J. que pronto van a venir Natalia y Javi a visitarla.

J.- ¿Y qué son para tí?
A.- Pues mi prima y Javi.
J.- Ya. Pero Javi ¿qué es de familia?
A.- No sé. Yo no entiendo de cosas de esas de la familia.
J.- ¿Por qué no lo sabes?
A.- ¡Yo qué se!; será mi "primo callejero". Como no es de la familia...

viernes, 21 de octubre de 2011

Conociéndote

El denominador común, en estos años académicos, ha sido el enfrentamiento a la autoridad (a tus profesoras).

El primer año de infantil, parecía que te automarginastes y querías ir por libre (supongo que todo era bastante distinto a la guardería); el segundo año, escuchastes varias veces la pregunta: ¿qué prefieres: ser mayor o pequeña?; el tercer año el suelo del rincón de los percheros de las batas y tu dedo, fueron tus compañeros en varias ocasiones. Las tres profesoras coincidían: "tiene caracter", "es mejor no ir de frente con ella", "hay que dejarle su espacio", "hay que darle responsabilidades"...

Este primer año de primaria no iba a ser distinto:

Profesora (Pro): Para salir al patio, os vais a poner el jersey y el abrigo, porque hoy hace frío.
A: Mi mamá me ha dicho que me quite el jersey porque hace calor.
(Su mamá: Al llegar a clase, quítate el jersey porque hará calor, pero ahora póntelo para ir hasta el cole)
Pro: Ya. Pero tu mamá no está ahora en clase, así que abrígate para salir al patio.

Tú, que cuando crees tener razón no paras aunque todo lo que hay a tu alrededor se desmorone delante de tus narices, continuastes empeñada en lo que creías que tu madre te había dicho y tu profesora terminó por castigarte: terminastes sentada, con los brazos cruzados (sin hacer nada) en una clase de 3º de infantil, casi una hora, hasta que te calmastes y te distes cuenta de que igual era mejor ir a pedir perdón y admitir (ya sea justo o injusto) que a una profesora hay que obedecerla primero y después ya se hablará con ella (si hay algo de qué hablar).

Supongo que la primera tutoría de este año, vamos a oir cosas parecidas a las de años anteriores. Ya veremos...

lunes, 17 de octubre de 2011

PROMESAS


Desde que nació tu hermano (y bastante antes también) tú asumistes el papel de mayor y como tal ejerces.

Unas veces te enfadas por tonterías y piensas que tu vida sería mejor sin tu hermano, pero la verdad es que cuando os veo jugar juntos es difícil no pensar en lo feliz que tú haces a tu hermano y biceversa.

(...)

P.- ¿Y en el patio del colegio cuidarás de él?
A.- Por supuesto.
P.- Seguro que lo harás muy bien.

Con semblante serio, mirada profunda y gesto solemne cual rey medival invistiendo a un hidalgo caballero, alargaste la mano derecha y tocándole el hombro...:

A.- Hermano, prometo que tu vida no estará llena de moratones como la mía. Yo te defenderé.
P.- Tampoco habrá sido para tanto. ¿Te pegaban mucho en el patio?

Con el mismo aire de solemnidad gira la cabeza y contesta:

A.- Papá. Una vez fueron 4 contra 1 y el número 1 era yo...

PD.- Lo que no le pregunté ni me contó, fué cómo terminaron "el número 4"

viernes, 14 de octubre de 2011

El duende


Cuando tenías 18 o 20 meses me quedé observándo cómo bailabas delante de la televisión. También te miraba tu abuelo E. Se me ocurrió comentar en voz alta lo que pensaba en ese momento: "como te guste la fiesta y la noche igual que a tu padre y a tu madre le ha gustado, la llevo clara contigo..." y tu abuelo me contestó: "me parece que tan solo con la tercera parte de lo que fue su madre, ya tendrás bastante..."

(...)

Esta semana ha sido un poco extraña: desde el sábado estuvimos con los horarios un poco revueltos debido a las fiestas del Pilar 2011 y si a todo esto le sumamos la visita inesperada de tu tio y S...

El caso es que no se si por una cosa o por la otra o si por todas juntas, has llegado a subirte a la parra y más arriba..., vamos que te has columpiado más alto que Heidy.

Llegastes a decirle a mamá que cuando ella fuera vieja, la tirarías por la ventana (espero que cuando leas esto te sorprendas tanto como nosotros, cuando te oímos decir eso).

Y claro, tanto tensastes la cuerda que al final se rompió y el castigo que te impuso tu madre fue el de no asistir a las clases de sevillanas que te había prometido dias antes, cuando presenciastes a un coro Rociero actuar en la carpa del patio.

Hacía mucho tiempo que no te veía llorar y ese día tu corazón estaba en cada lágrima, cuando llorando de rabia decías:

A.- ¡Mamita, no!, eso no, por favor. Que no he ido ni un solo día. Déjame ir tan solo una vez (...) Si me porto bien, ¿cuándo podré ir a baile?
V.- Te he dicho que ya no te voy a dejar ir a baile. Ese es tu castigo.

Y tú seguías llorando. Pero eso fué el detonante para que pararas de hacer las cosas que hasta ese momento estabas haciendo y que nos empezaban a poner de los nervios. Ese castigo fué para tí como un dardo anestésico para un caballo desbocado.

Por la noche me enteré que le contastes a Marga lo del castigo y no se si ella tuvo algo que ver o si por el contrario fue cosa de tu madre, el caso es que por la noche me hicistes una demostración de cómo hay que poner las manos al bailar sevillanas y cómo hay que empezar con el pie derecho a bailarlas.

P.- ¿Pero tú no estabas castigada?

(Sin parar de mover las manos, momento: cojo una manzana, la muerdo, la tiro y la piso)

A.- Hemos hecho un trato mamá y yo. Hemos cambiado el castigo del baile por 15 dias completos sin televisión.

No se yo qué pensar... Ojalá y el duende que llevas dentro se quede pequeño y estas decisiones no le hagan crecer hasta convertirlo en un monstruo

domingo, 9 de octubre de 2011

INTUICION FEMENINA


Una mujer con bestido bastante ceñido y más que "considerablemente corto" que dejaba poco a la imaginación, bajaba las escaleras a toda prisa.

Mentiría si dijera que no la miré (entre otras cosas porque tuve que apartarme para que no nos arroyara) y sí, también la miró A., hasta el punto de que giró completamente la cabeza hacia atrás y casi todo su cuerpo.

P.- ¿Qué miras? No hace falta mirar así a las personas.

Me hizo un gesto con su mano derecha para que pusiera mi oido a la altura de su boca y con voz queda me dijo:

A.- Esa chica va a buscar un novio...

Ni se me ocurrió preguntar por qué o cómo había llegado a esa conclusión. Supongo que hay respuestas a las que un padre ha de estar preparado y yo no se si lo estoy o si quiero estarlo aún...