viernes, 21 de octubre de 2011

Conociéndote

El denominador común, en estos años académicos, ha sido el enfrentamiento a la autoridad (a tus profesoras).

El primer año de infantil, parecía que te automarginastes y querías ir por libre (supongo que todo era bastante distinto a la guardería); el segundo año, escuchastes varias veces la pregunta: ¿qué prefieres: ser mayor o pequeña?; el tercer año el suelo del rincón de los percheros de las batas y tu dedo, fueron tus compañeros en varias ocasiones. Las tres profesoras coincidían: "tiene caracter", "es mejor no ir de frente con ella", "hay que dejarle su espacio", "hay que darle responsabilidades"...

Este primer año de primaria no iba a ser distinto:

Profesora (Pro): Para salir al patio, os vais a poner el jersey y el abrigo, porque hoy hace frío.
A: Mi mamá me ha dicho que me quite el jersey porque hace calor.
(Su mamá: Al llegar a clase, quítate el jersey porque hará calor, pero ahora póntelo para ir hasta el cole)
Pro: Ya. Pero tu mamá no está ahora en clase, así que abrígate para salir al patio.

Tú, que cuando crees tener razón no paras aunque todo lo que hay a tu alrededor se desmorone delante de tus narices, continuastes empeñada en lo que creías que tu madre te había dicho y tu profesora terminó por castigarte: terminastes sentada, con los brazos cruzados (sin hacer nada) en una clase de 3º de infantil, casi una hora, hasta que te calmastes y te distes cuenta de que igual era mejor ir a pedir perdón y admitir (ya sea justo o injusto) que a una profesora hay que obedecerla primero y después ya se hablará con ella (si hay algo de qué hablar).

Supongo que la primera tutoría de este año, vamos a oir cosas parecidas a las de años anteriores. Ya veremos...

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