Como siempre que Andrea tiene un mal sueño, luego despierta preocupada y con cara de pocos amigos.
A.- Hoy he tenido un sueño malo y no se si quereis que os lo cuente.
Desde que Paulo ha venido a casa las atenciones no guardan el mismo equilibrio, aunque nos afanamos en ello.
P y M.- Pues claro que queremos oir tu sueño.
P.- Ven aquí conmigo.
Después de acomodarla en mi regazo y de pedirles a su madre y a su tía la máxima atención...
A.- Ha sido muy feo. Mamá, Paulo, la tita y yo estabamos en el sitio de Gorgorito (en Conde Rodezno; San Fermin Txikito) y fuimos a un bar que estaba separado: los papás entraban en un bar que estaba así (con el dedo índice describe una especie de semi círculo) y el camarero me dijo cuando yo iba a entrar: "tú no. Tú con los niños al otro bar"; así que me fuí al otro bar con los niños de mi clase y yo gritaba para decirle a mi mamá, pero no me oía. El bar de los niños era así (describe otro semi círculo con su otro dedo índice), que estaba al lado, pero no estaban juntos y se empezaron a separar y yo gritaba más para avisar a la mamá y ella no me oía y entonces...
P.- ¿Qué pasó?
A.- Esto no os lo voy a contar..., bueno..., si quereis, sí lo cuento.
P.- Pues claro que queremos. Además, los sueños malos hay que contarlos con todos los detalles para que se vayan lejos lo antes posible.
A.- ¡Ah! bueno; pues entonces, como los bares se separaban y el camarero no me dejaba gritar más, pues..., empecé a llorar mucho y por eso estoy tan triste.
Después de un sin fin de preguntas sobre su pesadilla, todas ellas pensadas para quitar hierro al asunto, Andrea parece tranquilizarse y nos damos cuenta de que todo está en orden cuando al moverse su hermano ella corre para ponerle el chupete y darle un besazo, mientras su madre le pide con voz cansada: deja a tu hermano que se va a despertar y tiene que dormirrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.
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