jueves, 2 de septiembre de 2010

El final del verano


De niño pensaba que el mejor mes del año era el de junio: vacaciones, días más largos, el gazpacho de ajo blanco de mi abuela y de mi madre, risas y algarabías de niños jugando, la luz del verano, días más largos... Y que el peor mes del año era septiembre: vuelta al colegio.

Pero este mes de septiembre va a ser un poquito especial en la vida de la familia García Ameneiro. Después de haber estado con los abuelos de Santiago durante un mes y casi y medio, Andrea se reunió con su madre el pasado viernes y hoy, día 2 de septiembre, viajaré yo hasta Santiago de Compostela.

No se cual será la reacción de mis dos Doñas, porque ninguna sabe que vamos a ir a su encuentro. Espero que la sorpresa sea bien recibida por las dos y que este mes se convierta en un mes especial, por lo menos este año.

Supongo que estas pequeñas cosas son las que hace que un mes o cualquier otra cosa, sea especial y se recuerde cuando se es mayor, como los aromas, los sonidos, los sabores, sorpresas...

1 comentario:

  1. La sorpresa fue de aúpa. Las dos quedaron más que encantadas. Palabra de copiloto.

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