
Una noche cualquiera en la que Andrea pone al límite los nervios de su padre por no querer ir a su cama cuando se le pide...
Andrea.- Tú no sabes pedir las cosas bien (empieza a llorar)
Papá.- Por favor, por décima vez (más o menos) ve-te a dor-mirrr...
Andrea.- Que sepas que mañana, cuando me levante y desyune me iré de casa. Yo no quiero vivir contigo.
Papá.- ¿Y a dónde vas a ir?¿quién te va a querer más que tus padres?
Andrea.- Mucha gente. Yo tengo un abuelo y una abuela en Albanchez y un abuelo y una abuela en Santiago que tienen un corazón más grande que el tuyo.
(Puf!)
Al final se hizo la luz y la cosa quedó en tablas. Andrea se durmió deseándome una buena noche y yo le dí (como todas las noches) un beso.
¿Y el papel mediador de la madre? Porque ese sí que fue difícil...
ResponderEliminarEfectivamente, aunque aquí no se nombra, fue la madre la que trajo a Andrea hasta mi cama para que intentáramos arreglar el dasaguisado y gracias a su cariño, paciencia y comprensión, la cosa terminó bien: Andrea no se marchó de casa y nos perdonamos mútuamente.
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