viernes, 16 de septiembre de 2011
La Princesa destronada.
Es difícil. Tiene que ser difícil.
Hay que meterse en la piel de mi hija para entender ciertas cosas que dice y otras que hace.
Hace tiempo, antes de que naciera mi hijo, le dije una noche que dentro de poco, tendría que arroparla a ella y al hermano. Su respuesta fue muy clara: mamá es mamá, la hermana es la hermana, pero mi "papini" es mi papá...
Esto, que podría entenderse como una declaración de intenciones futuras, solo fue el comienzo, el inicio de la caída. Ahora vamos por el momento:
A.- ...desde que ha venido P. a esta familia, me ha arruinado la vida...
V.- "Él ha venido para quedarse y para llenar la vida de todos nosotros".
Lo intentamos. Su madre y yo luchamos por incluirla, porque siga sintiendose especial e imprescindible. Hacemos que participe en todas las cosas cotidianas: el baño, el cambio de pañales, los juegos, que hable con él, desde el principio dejamos que lo coja..., pero sigo pensando que tiene que ser difícil para ella.
Los momentos que pasamos a solas tú y yo han aumentado, por eso se que hay dias malos, pero también hay dias buenísimos en los que te sientes muy feliz porque él esté aquí.
A.- Papá, ¿los hermanos se pueden casar? Es que es tan blandito que me lo comería y le quiero tanto...
(...)
Tú, siempre serás especial para nosotros y tendrás tu trono en nuestro corazón.
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